Charles Bukowski

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"Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre"

Me llamo Charles Bukowski, pero puedes llamarme Hank. Nací en el asiento trasero de un taxi en las afueras del Berlín de los años veinte. No es el mejor sitio para nacer. Tenía una resaca lamentable, o tal vez fuera el síndrome de abstinencia adquirido por cortesía materna, el caso es que para cuando llegamos al hospital ya tenía la cabeza como una maraca brasileña. Aquellas enfermeras eran horrorosas, empecé a darme cuenta de que la suerte no sería un factor con el que contar durante el transcurso de mi vida. Mientras me metían en una especie de pecera ridícula, oía a mis padres comentando la jugada...

Marcos y su despejadora de mente

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Marcos se levantó en la mañana tras haber dormido solo cuatro horas por la noche,
el trabajo, el dinero y los problemas familiares otorgan una dosis de insomnio garantizado.
Como todas las mañanas después de lavarse la cara y darse cuenta que otro día empieza;
su reflejo le dice "eres un fracasado" el toma un hondo respiro y va a buscar sus tenis
para iniciar su carrera matutina bien llamada "despejadora de mente".

La carrera comienza en la puerta de su casa, después de los debidos estiramientos,
le agrada la idea de estirarse, lo hace sentirse joven, como todo un profesional
(después de haber sido llamado para entrar al campo de juego). Empieza con un trote suave
hasta encontrar un ritmo, que no lo acelere tanto y que no lo haga sentir tan lento.

Como todo buen hombre no puede dejar de ver los atractivos visuales (mujeres) que también se ejercitan en el parque,
por lo que trata de mostrar porte y siempre que lo ven "el piensa que ellas piensan"
(Me gustan los casados que cuidan su cuerpo.. ha de ser exitoso) y al sumir la panza pierde el ritmo del trote.
Como en el expreso de media noche, todos corren en el parque a la inversa de las manecillas del reloj,
el también, aunque siempre a querido correr del lado contrario para ver a todos a la cara (y que lo vean) y sonreir con ellos.

Marcos no quiere terminar de correr, pues sabe que al llegar a su casa, tiene que despertar a los niños,
escuchar como su mujer hace el desayuno molesta por que no hay lo necesario en la alacena,
sabe que si dice algo sera peor, ella solo espera el momento para decirle tantas cosas.
Marcos no necesita mas depresión. Ver a sus hijos sin ánimo. A veces entusiasmados hablar de las cosas nuevas
del hijo del vecino.
Marcos sigue corriendo y sus ojos son ríos.

Tras salir del parque, apenado, sin trote, prefiere caminar, le da vueltas a todo (pensando). El trabajo, el trabajo de los otros
- dinero, todo es dinero
- ¿por que siempre todo es dinero?
se pregunta a el y a dios al mismo tiempo. Cuando esta más desesperado agrega un ¿Por que? (repetidas muchas veces) y al final siempre:
- por favor dios!
prometiendole ir a misa y ser mas devoto.

En el camino; de frente, un hombre le pregunta.
- Disculpe, ¿Que hora tiene?
Marcos se da cuenta que no trae reloj, y voltea a ver al hombre angustiado.
- Es tarde!!

Marcos corre apresurado hasta llegar a casa, la puerta de la entrada estaba abierta.
Escucha un grito de auxilio de su esposa, y el gritando responde asustado.
- Karlaa!!!
De inmediato corre a la habitación de los niños,
oye caer cosas que se quiebran y un hombre sale apresurado del cuarto y se impacta con el.
Marcos cae al piso, y el hombre se va por la puerta de atrás huyendo.
Los niños y la esposa corren con Marcos y lo abrazan llenos de llanto.
Marcos solo dice:
- Perdón.
y
- Gracias dios!.