Recuerdos de una tarde que espero

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Metí las manos en mis bolsillos,
guardé la risa para momentos felices,
a veces no se puede fingir.

Mientras mis ojos caían al suelo
para terminar el cuadro perfecto de un triste,
el destino me contradice,
y avienta unos dados al aire por mi.

Siempre hay otras opciones.
me sale una sonrisa, con miedo.

el destino es firme,
la casualidad etérea.

Hay voces que llegan de más lejos
y le dan sentido a todo.