Yo diría que hay que empezar a
apoderarse de las calles. De las esquinas. Del cielo. De los cafés. Del sol,
y lo que es más importante, de la sombra.
Cuando uno llega a percibir que una calle no le es
extranjera, sólo entonces la calle deja de mirarlo a uno
como a un extraño. Y así con todo.
Mario Benedetti - Primavera con una esquina rota (1982)
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